domingo, 24 de agosto de 2008

Ommm

Dedicamos el verano a dar el merecido descanso al cuerpo y a la mente. En el primer caso, lo solemos conseguir, salvo cuando nos forzamos a recorrer más mundo del que nos da tiempo y más madrugones de viaje programado de los que debiéramos. El cuerpo cambia de hábitos y se prepara para la nueva temporada de trabajo. Pero… ¿qué pasa con la mente? ¿Dejamos que descanse realmente? ¿O seguimos dando vueltas a las mismas cosas que nos preocupan durante todo el año? Apuesto a que no le damos tregua…

Los pensamientos no son más que pensamientos, pero les otorgamos la categoría de dueños de nosotros. Sin embargo, dejarlos pasar… observarlos, manejarlos es posible y necesario para ese respiro de la mente. La meditación, ya sea en quietud o dinámica, pero siempre consciente, nos purifica y permite que nuevas ideas abran distintas posibilidades a nuestra vida.

Y yo… daré ejemplo, y, aunque ya llevo un tiempecito de vacaciones, os dejo por unos días para hacer lo propio, con mi cuerpo y con mi mente :-)

¡Besos, y hasta pronto!