miércoles, 8 de abril de 2009

La energía de los animales


Tenemos estos dos perros, de raza bóxer, en el jardín de casa (padre e hija). Son mi marido y mi hijo los que más se empeñaron en tenerlos y yo he aprendido a quererlos (me ha costado), al igual que a la naturaleza (¡qué cosas!). Se nos escaparon y tuvieron un percance "con una ovejitahh", que diría la Sevilla, en el campo. Desde entonces, andan un poco alborotados: ladran más y no podemos dejarles sueltos, porque parecen tener cierta agresividad. A falta del domador de la tele :-), se me ocurrió, desde mi más absoluto nivel de principianta, practicar con ellos lo que he leído en el libro La Reconexión: utilizar la energía universal para calmarles. Cada vez que lo hago permanecen completamente inmóviles, mirándome fijamente; luego se tumban y parecen quedar muy tranquilos durante largo rato. Acabo de hacerlo ahora mismo, y hoy ha sido espectacular: parecían dos estatuas. He cerrado la puerta, les he observado, y se han quedado un buen rato en la misma posición. Parecían querer más...

Lo palpable está sostenido por un tejido de engranajes indivisibles. Todo es lo mismo, lo único que cambia es la forma material con que percibimos cada cosa o cada ser vivo. Así que… ¿por qué no van a recibir la energía sanadora universal que tenemos los seres humanos? ¿Alguien puede aportarme algún dato sobre esto que intuyo?

Nota: estas cosas las estoy experimentando en soledad, porque si aparecen los miembros de mi familia… se rompe la magia. Imaginaos la escena… :-)