martes, 2 de junio de 2009

Querernos... ¿Para ser queridos?


Aprendemos a querernos y la motivación para ello es... a fin de cuentas, que nos quieran.

¿No estaremos dando vueltas hacia el mismo lugar?

No. Hay algo que distingue el comienzo del viaje del “final”, y es que ahora el amor es un intercambio limpio y natural; antes, sin saberlo siquiera, estaba enredado en una cuerda de intereses y escondido tras un sutil tapiz de miedos.

Ahora todo es más transparente. Es como si hubiéramos puesto a la astucia a trabajar para la inteligencia.

Pero sí, todos queremos ser queridos. Somos lo que somos en función de nuestros vínculos de todo tipo con otros seres humanos, pero los que más nos mueven son, sin duda, los afectivos.

Esta reflexión cobra aún más fuerza ahora que vengo de un hospital de visitar a una persona mayor muy agradecida por la media hora de afecto (escucha) que he podido darle.

Pero los demás no estamos muy lejos de ella ¿verdad?