miércoles, 29 de julio de 2009

Entrevista en la revista PSICOLOGÍA PRÁCTICA

Coincidiendo con la entrada número 200 del blog, me complace ofreceros la entrevista que me ha realizado la Revista Psicología práctica, en este número de julio (124).

Éste es el sumario de este número y ésta la pantalla de apertura de la versión digital de Psicología Práctica.

"NUNCA ES TARDE PARA LOGRAR TUS SUEÑOS"

Esta lectora de Psicología Práctica halló en ella un artículo que la impulsó hacia su sueño de ser escritora. Hoy nos anima a iniciar el viaje hacia nuestro ser interior.
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Lograr la confianza en uno mismo y desarrollar la creatividad puede parecernos, en principio, costoso, de tan arraigada como tenemos la creencia de “no ser capaces”. Sin embargo, la valentía de mirarnos interiormente y transformar lo que nos impide avanzar nos devuelve el precioso regalo de ver cumplidas nuestras expectativas.

¿Cómo empezó su viaje?
Estaba inmersa en un proceso de transformación personal muy gratificante, después de unos años de cierto desasosiego, que me conducía a encontrarme o, mejor dicho, a atraer circunstancias que no contribuían a mi armonía. Había superado todo aquello, gracias a diversas lecturas y conversaciones con personas que me ayudaron mucho, como indico en el libro. Por entonces, a través de esta misma revista, conocí el libro Persigue tus sueños, de Antoine Fillisiadis, publicado por Ediciones Obelisco, cuyo mensaje me impulsó a concretar la redacción de mi propio libro. Un tiempo después, vio la luz Palabras para el Bienestar, en el que abordo los pasos hacia una vida plena, y fue gracias al apoyo de la misma editorial del libro que me había estimulado ¿casualidad o “causalidad”?

¿Quiere decir que la vida nos ayuda con señales?
Estoy convencida de ello, siempre que actúes desde la honestidad y el trabajo personal; de lo contrario las señales existen, pero no las ves. En este sentido, creo que no fue casual que, en un momento de encrucijada en el que necesitaba canalizar mi energía hacia lo que me apasionaba, cayera en mis manos aquel artículo de Psicología práctica. Me presentaba el testimonio real de un escritor que había logrado su meta, cambiando su propia programación, y a una edad aproximada a la mía, casi en el filo de la media vida. Nunca es tarde.

¿Tenía claro su deseo de escribir?
Sí, tuve muy definida mi vocación y por eso estudié filología. Luego, en el mundo de la empresa, también he estado y estoy involucrada en labores de redacción, edición y reseña de publicaciones, pero sobre temáticas muy distintas a lo que me atrae para expresarme. Hasta hace seis años, aproximadamente, no me había lanzado a escribir y publicar por mi cuenta. Comencé por algunos artículos y relatos y gané el segundo premio de relatos cortos promovido por la compañía en la que trabajo. En realidad, siempre tuve en mente escribir un libro, pero me frenaban los clásicos mensajes “autosaboteadores” del tipo “¿Cómo voy a salir al mercado, con la cantidad de personas que lo harán mejor que yo?”. Sin embargo, y coincidiendo con la lectura de aquel libro, escuché a un artista que animaba a unos jóvenes a perseguir su carrera musical, incitándoles a que dieran el paso, porque podrían conseguir todo lo que se propusieran: “Cuando alguien dice que quiere ser astronauta le miran con extrañeza, pero ¡hay astronautas!”, les dijo. Me apliqué también esta reflexión a mi propósito.

¿Cómo se puso, literalmente, manos a la obra?
Había trabajado la confianza en mí y tenía algo que contar, que también podría serle útil a otras personas. Comencé escribiendo mis sensaciones sobre “el despertar” en distintos foros en los que conversaba con quienes estaban atravesando una etapa vital similar a la mía. En la vida cotidiana resulta algo complicado explayarte en estos temas tan profundos, si con quien te relacionas no está en tu mismo nivel de percepción o conciencia. Así que encontré en Internet un medio idóneo para intercambiar impresiones. Guardé gran parte de estas reflexiones, porque les daba el valor de corresponder a vivencias reales, en las que era mi propia alma la que hablaba; constituían una buena base para la redacción de mi libro. Después, las fui completando, estructurando y depurando.

¿Las personas solemos evitar hablar del cambio personal?
Claro, porque el cambio implica responsabilidad de tu vida y humildad para reconocer que, si quieres la transformación del mundo, has de empezar por ti. Son muchos los que se resisten a reconocer que deben hacerse cargo de su vida y, si se entra en razonamientos, enseguida aparecen respuestas demagógicas y derrotistas, como “el mundo es así” y “cada uno es como es”. Inicialmente, te incomoda escuchar ese tipo de comentarios, pero, a medida que vas entendiendo a la naturaleza humana, partiendo de tu propia observación, adquieres una visión más universal de todo, en la que no exiges, sino que aceptas, y asimilas que la decisión de cambiar es muy personal y que no estamos aquí para salvar ni convencer a nadie, sino para llenarnos de amor y repartirlo.

¿Quiere decir que la comprensión te lleva a la aceptación y al amor?
Así es; no podrías haberlo definido mejor. Y, a partir de ahí, te das cuenta de que todo sucede por algo y que de todo se aprende. Captas también que no debes forzar nada, sino empeñarte en lo que deseas, siempre desde el entusiasmo y la gratitud. Las cosas van encajando y la vida se acomoda a ti, y no al contrario. Es lo que Jung denominaba sincronicidad, porque lo que experimentas dentro se va manifestando fuera casi milagrosamente mediante “coincidencias”, que se dan porque es el momento idóneo para su revelación.

¿Por qué nos cuesta analizarnos?
Quizá porque, acostumbrados a pensar en negativo, solemos ver con más claridad nuestras “carencias” que nuestras virtudes, del mismo modo que nos detenemos más en aquello de lo que debemos cuidarnos que de lo que puede hacernos felices. La costumbre de mirar en gris no sólo ha tapado la belleza universal, sino también nuestro innegable brillo individual. Mucho por evitar la exposición a lo que denominamos “riesgo”, pero que debiéramos llamar “vida”, y otro tanto por vivir distraídos de tantas oportunidades como se nos presentan.

¿En qué ha cambiado usted fundamentalmente?
En lo relacionado con mi interioridad. Antes no me prestaba demasiada atención, porque me había olvidado de mí, tan interesada en complacer a otros y en tener todo hilado a mi alrededor. Aprendí, sobre todo, a quererme, porque esa era la causa por la que depositaba mi energía en otras personas, para que me aportaran lo que creía no tener... Y ya lo poseía; sólo había que descubrirlo. Es muy relajante darte cuenta de que no tienes que buscar el reconocimiento de nadie para sentirte bien. Curiosamente, después te llega ese respeto sin necesidad de pedirlo.

¿Por qué el título Palabras para el Bienestar?
Porque, para poder avanzar en la dirección que necesitaba y describir mi proceso, fue decisivo impregnarme de la sabiduría de otras personas plasmada en numerosos libros, mis aliados durante esos años de desarrollo interior. Gracias a ellos, y al deseo de querer evolucionar a través de las palabras, pude percibir la vida desde una perspectiva diferente y transmitirlo después con las mías.

¿Hay que seguir trabajando para el cambio personal?
Sí, ahora estoy terminando otro libro, que es una continuación de Palabras para el Bienestar, y, en concreto, el desarrollo de lo que apunté en el capítulo titulado “Tienes ilusiones y proyectos”. Una vez logrado el equilibrio interior, propongo, en este segundo libro, aplicar la fuerza creativa y hacer efectivo el tipo de vida que nos gustaría llevar. Un objetivo que puede ser tan “simple” y tal bello, como existir cautivados por todo lo que nos rodea o, de otro modo, descubrir, explotar y disfrutar de un don concreto, que mantenemos dormido por desconocer cómo despertarlo. Contribuyes así a embellecer el mundo y a que otras personas te sigan en esta hermosa tarea.

Y, una vez que descubres lo que te llena… ya es imparable
Ese es uno de los mayores beneficios de tu “esfuerzo”: encuentras el lugar que buscabas y, a partir de ahí, tu vida es dinámica e innovadora. Se acabó el aburrimiento. Vas hallando situaciones y personas (más señales) que te hacen crecer permanentemente. Y, dado que has detectado que casi todo depende de tu actitud y de tus elecciones, vives con la seguridad de poder seguir descubriendo y modificando lo que necesites en cada momento y dando rienda suelta a tu imaginación para crear. Siempre con el convencimiento de que la mejor forma de continuar atrayendo prosperidad a tu vida es mediante tu propia generosidad. En esta etapa, el sentimiento es de serenidad, no de euforia ni de búsqueda de reconocimiento; ya conoces tus capacidades, así que el ego le ha dado paso al ser para que tome asiento y disfrute.

La autora
Concha Barbero de Dompablo es licenciada en Filología Hispánica. Su actividad ha girado siempre alrededor de las palabras, sus aliadas en el desarrollo de su profesión, como redactora y documentalista en el Grupo Mapfre. Su deseo de expresar lo que el alma le ha ido dictando en su propio proceso de cambio ha culminado en la publicación de Palabras para el Bienestar, un libro en el que muestra un camino que comienza con la autoobservación y “finaliza” con la plenitud vital.
Más en su blog:
http://www.silencioactivo.blogspot.com/.

¿Por qué leer Palabras para el Bienestar?:

- Parte de una sincera experiencia personal.
- Está escrito en un lenguaje fresco y cercano.
- Es una invitación amigable hacia una vida más serena y gratificante.

- Contagia optimismo, desde el compromiso personal.
- Ofrece propuestas sencillas, llenas de buenos sentimientos, sentido común y sentido del humor.
- Puede serle muy útil a cualquier persona que desee profundizar y extraer lo mejor de sí mismo, y mejorar su relación con el mundo.
- Apuesta por un cambio global partiendo de la transformación individual.