jueves, 10 de septiembre de 2009

Inútil gasto de energía


Cuanto más dormido o temeroso está alguien menos receptivo es, por ejemplo, a este tipo de conversaciones relativas a lo profundo. Hace tiempo no comprendía esto y me esforzaba mucho por hacer entender algunas cosas que consideraba iban a solucionar los problemas de algunas personas que me los confiaban. Ahora sé que muchos sólo quieren desahogarse, pero realmente no buscan soluciones (tendrían que poner algo de su parte, y eso… no). Aún así, de vez en cuando me traiciona el inconsciente y vuelvo a las andadas, y casi siempre me encuentro con estas dos situaciones y reacciones:

1. Alguien te cuenta un problema, del tipo que sea y, cuando crees tener fundamentos para ayudarle, tratas de hacerlo; te escucha (con los ojos fijos, pero no atentos, porque sigue rumiando su idea victimista) y, cuando has agotado tus argumentos, exhausta, sin que diera muestras de servirle de algo, repite automáticamente su retahíla de conflictos inicial, como si no hubieras dicho absolutamente nada, como si tus palabras fueran un paréntesis de humo entre su primer y último discurso; lo justo para que pudiera descansar de su queja. Poniendo un ejemplo prosaico de esto, hace unos días me decía una persona que no probaba bocado desde el desayuno a la comida del mediodía, y que no entendía por qué no adelgazaba. Le dije que debía hacer cinco comidas y otra serie de “consejos” que me habían servido y, después de todo mi discurso, me suelta: “Pues ya te digo, no como nada en toda la mañana y no sé por qué no adelgazo”:-))).

Es decir, que entiendo que quien no está abierto a cambiar sólo quiere soltar lo que tiene dentro, así que gastar mi fuerza en balde supone no respetarme.
2. Otro tipo de personas pone algo más de interés en lo que le cuentas, pero no admite que TÚ le vayas a enseñar algo, así que puede indicarte que lo que estás diciendo (aunque te estrujes el cerebro para relatar, lo más sencillamente posible, lo que has tardado en entender años) es "puro sentido común" o "pura lógica", que "lo sabe cualquiera…". Esta reacción es muy común en quién te ha conocido antes y después de tu cambio. Eres la de siempre...
Conclusión: Aplícate tus propios remedios, porque con el ejemplo ayudarás indirecta y efectivamente, incluso a quien no está en disposición de aprender.
Sin embargo, personalmente creo que es apasionante querer aprender y un privilegio tener de quien hacerlo. Hoy mismo, mientras me contaba una amiga una experiencia muy interesante, le decía yo : “¡Qué bien me está viniendo escucharte".

Y es que igual de absurdo que gastar inútilmente energía lo es desperdiciar interesantes vivencias que podemos compartir. Sólo hay que estar despierto y dispuesto a innovar.