martes, 8 de septiembre de 2009

La vida es justa


Hace unos días comentaba con un grupo de amigos una circunstancia que se había dado en el entorno de uno de ellos, a raíz de de la cual varias personas habían sufrido buenas y malas consecuencias. Algunos decían que la vida es injusta, que siempre ganan los poderosos, que los corruptos viven como quieren y que la miseria acecha a los más débiles; que la gente "mala" vive alegremente y que los buenos siempre pierden.

Esa percepción la hemos tenido todos en algún momento de nuestra vida, creo. Sin embargo, hoy día considero que todo es más lógico de lo que parece, que cada uno va obteniendo el “pago” de su esfuerzo y de sus buenas acciones y que también recoge tempestades cuando siembra vientos.

Estoy segura de que alguien pensará en personas que no se merecen las desgracias que viven como también lo pienso yo, pero, exceptuando esos casos que también tienen su explicación (aunque no podría describirla en una entrada, porque podría equivocarme y me parece una ligereza), la mayoría de los seres humanos tienen lo que dan y, antes o después, pagan o cobran los tributos en su justa medida.

-Si alguien no sabe convivir, se encontrará con la soledad.
-Quien roba será robado en algún aspecto (no sólo se roba lo material).
-El que engaña no disfrutará de la belleza de la verdad.
-El dictador nunca experimentará el respeto, sino el miedo.
El mal termina cayendo; el bien resurge y hace resurgir a quien lo practica. Como me decía alguien: "con lo bien que se vive haciendo el bien y lo mal que se vive haciendo el mal".

Eso sí, sé bueno también contigo, porque si te das un mal trato (si no te quieres) o permites que te lo den sufrirás también las consecuencias de ello y te verás obligado a recibir algunas lecciones hasta que experimentes la justicia de la vida.