domingo, 21 de marzo de 2010

Enamórate




Mi amigo Zejio (comentarista esporádico de este blog), me ha pasado una triste historia con un “final” feliz. Parece ser que se titula “El hombre que no creía en el amor", firmado por Miguel Ruiz. Es un poco larga, así que dejo a vuestra imaginación la trama y voy al desenlace, a la enseñanza o conclusión. Estoy totalmente de acuerdo con lo que significa. De ahí que considere que alguien que se ama es feliz solo o acompañado, y quien no se quiere no encuentra la felicidad en soledad ni en compañía:

“Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde o más temprano, la romperá. Si le das tu felicidad a otra persona, siempre podrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir de tu interior y es resultado de tu amor, sólo tú eres responsable de tu propia felicidad. Jamás podemos responsabilizar a otra persona de nuestra propia felicidad, aunque cuando acudimos a la iglesia para casarnos, lo primero que hacemos es intercambiar los anillos. Colocamos la estrella en manos de la otra persona con la esperanza de que nos haga felices y de que nosotros la haremos feliz a ella. No importa cuánto ames a alguien, nunca serás lo que esa persona quiere que seas. Ese es el error que la mayoría de nosotros cometemos nada más empezar. Asentamos nuestra felicidad en nuestra pareja y no es así como funciona. Hacemos todas esas promesas que somos incapaces de cumplir, y entonces, nos preparamos para fallar”.