lunes, 22 de marzo de 2010

Lo que se intuye


Muchas personas afirman que lo que se escribe en los libros de autoayuda, superación personal o nueva conciencia ya se sabe, que es de cajón. Y, sí, no le quito valor a la experiencia y a la coherencia. Por supuesto que muchos seres humanos no precisan reedificarse, porque, en su vida, se han dado las circusntancias internas y externas para que se sientan plenos sin más. Sin embargo, esa afirmación a la que me refería al principio suele responder a un rechazo de este tipo de literatura como algo que, como se intuye, como son cosas de la vida... no precisa más aclaraciones. Que todo esto son cuentos chinos.

Fijaos cómo la mayoría de las personas que se expresan así actúan con sabiduría en el desarrollo práctico de su vida: saben comprar a buen precio, toman decisiones adecuadas en lo que respecta a la formación académica, de ellos y de sus hijos, consiguen buenos trabajos… pero normalmente aplican lo que denominan sentido común a cuestiones que se desmenuzan con los otros cinco sentidos o con un tipo de inteligencia lógica, considerada durante tanto tiempo como la única inteligencia, y que no siempre les aporta la felicidad que quisieran tener.

Otras personas, con una personalidad más psíquica, comprenden muy bien que la inteligencia aplicada al desarrollo interno de la persona, a su autoconocimiento y al cuidado de los hilos energéticos y emocionales que mueven las relaciones (e, incluso, el mundo) no es algo que se dé siempre sobre la marcha, con la organización gradual de tu vida y en el terreno de lo superficial, sino que hay que trabajárselo hasta calar en la última veta sensible del Ser.

La gente dice sentirse bien sin explorar en uno mismo, simplemente dejándose llevar por la vida, pero creo que es porque desconocen lo plácido que puede llegar a ser hacerlo.