jueves, 29 de abril de 2010

Cada mañana...


Cada mañana hago un recorrido en coche de una media hora para ir al trabajo. Me encantan los paisajes que voy dejando tras el rabillo del ojo, tanto que, a veces, no me resisto a echar un vistazo por el espejo a esa nube que se me había despistado o al grupo de pájaros que, como decíamos de niños, “van de boda”. Es tanto lo que nos ofrece la naturaleza que, unas veces, me transmite serenidad, y otras, agita mis sentidos hasta llenar mis ojos de agua y atar un suave nudo de arrebato en mi garganta.

Al llegar a la ciudad, una ciudad tranquila, me encuentro, en los pasos de cebra, en las aceras… con las mismas personas cada jornada. Ellos no me ven. Soy alguien que va en un coche de los muchos que circulan a esas horas, pero yo, fresca, con las neuronas descansadas, me fijo en sus semblantes, en su manera de caminar, en la gana o desgana con que afrontan el día. Me imagino cómo será su estado de ánimo, si serán felices o desdichados… y, a veces, me sumerjo en ellos y lo llego a saber, en su pequeño mundo de emociones, pensamientos, dificultades, alegrías, esperanzas, miedos, sinsabores, premios y “castigos”.

Y ahora lo escribo; no observo para escribirlo, sino que escribo porque me siento empujada a hacerlo, a explicar cuán iguales somos y cómo, a su vez, cada uno va llevando la genuina parte, liviana o pesada, de su existencia: vidas y vidas para crear la gran Vida.

Me llaman la atención, por ejemplo, unas personas que esperan ante la puerta de un negocio hasta que –supongo- llega el jefe y les abre (bien podría hacer unas copias, pienso). Entre ellos no cruzan palabra. Siento la tentación de parar el coche y decirles: ¡Venga, hombre, que la vida son tres días! Pero sabe Dios cuál será el motivo de que tengan tan marcada la línea entre “el tú” y “el yo”. Tal vez, la circunstancia: esa llave que cierra la puerta…

A continuación, una señora de cierta edad y peso, que camina a buen ritmo, sin fallar ni un solo día: azúcar en la sangre, pienso (miraré en el libro de Joman qué es lo que la ha conducido a esa enfermedad, cavilo también).

Un adolescente con un caminar frágil y delicado y un halo de tristeza. Tiene todo el aspecto de ser tremendamente sensible: sufre; estoy segura de que sufre. Este chico lleva en sí alguna que otra reconexión a distancia desde mis manos hasta sus sienes.

Un par de niños, ella no más de 12 años y él unos cinco menos, van solos al colegio. En una ciudad pequeña esto no es inconveniente. Son hermanos, tienen la misma carita. Llevan prisa y fruncen el ceño de igual modo. Cruzan solos el paso, con sus mochilas cargadas de datos para memorizar, tareas inacabadas, una nota de sus padres justificando alguna falta, porque ella (la que casi arrastra a su hermano con la responsabilidad que arroja ser la mayor, al niño que lleva la camisa por fuera del pantalón y el flequillo con un repilo de no ser muy tranquilo :-)) lleva un dedo escayolado. Enseguida recuerdo aquello de la relación entre los huesos rotos y los autocastigos, y la falta de poder que hay tras este incidente. Porque sí, a los niños también les quitamos el poder con nuestro proceder… Corto rápidamente ese pensamiento, porque siento mucha pena cuando un niño sufre por la inmadurez de los mayores; no hay derecho a que les robemos la alegría con la que nacen, a rebosar.

Y aquí está el jubilado del paso que le sigue a la gran rotonda. Le voy tomando cariño, pero me cuesta. No es de esos ancianos -la mayoría- que te dan las gracias tan solo por cumplir con las normas de tráfico, cuando les cedes el paso, y lo hacen con una sonrisa. No, es de los que, antes de que hayas llegado, te impone la palma de la mano enérgicamente, desconfiando de que vayas a parar, aunque nunca se le ha dado ese caso. Está malhumorado desde primera hora, pienso. Habría que ver la vida que ha llevado. Seguro que nunca se le pasó por la cabeza que hubiera podido vivir como hubiera querido, mutando la desconfianza por confianza.

“¡Qué cansancio viajar cada día media hora para llegar al trabajo!”, me han dicho alguna vez.

“Ninguno”, les respondo. “Voy retratando secuencias de vida que alimentan mi imaginación y mi compasión”.

martes, 27 de abril de 2010

Amor desmenuzado



Es difícil estar “perdidamente” enamorado y ser feliz; no creo que sea bueno idealizar tanto la necesidad del otro, como si nos fuera a salvar de hacer el trabajo que nos corresponde para un vivir estable; tal vez todo esto sea un síntoma de estar perdidamente perdido.

Creo que el amor de verdad es ser consciente de cómo se puede querer sin querer ser querido. Y sólo así se disfruta de la experiencia de ser querido.

Con los años y la comprensión de la vida (a veces, incluso sólo con las enseñanzas que arroja el paso de los años) nos damos cuenta de estas cosas y, entonces, sufrimos mucho menos, sentimos mucho más profundamente y nos encontramos igualmente bien solos o acompañados. Del mismo modo que cuando vivíamos épocas de dependencia tormentosa nos sentíamos incompletos solos y también acompañados (ya se sabe: “Ni contigo ni sin ti” :-)

Porque el otro “amor” , el que provoca la urgencia de ser amado, hasta experimentar su ausencia como un puñal en el alma, es sólo un falso embarazo de cariño propio insatisfecho, vestido de devoción por el otro. Es, en todo caso, un egoísmo boqueado en el ángulo donde los pensamientos impiden sentirse.

Aplíquese esta reflexión a todo tipo de relaciones. No desdeño las relaciones humanas, porque estaría desairando a la propia vida, pero cada vez comprendo mejor el significado de esta cita de Schopenhauer, que es lo menos parecido a la egolatría:

“La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”.


El despertar femenino


La Abuela Margarita recorre el mundo transmitiendo mensajes profundos, con sencillez, como lo hace en este vídeo, y dejando constancia de que, como ella dice, "se la cree":
“Debemos cambiar nuestras emociones por amor”.
“Durante miles de años la mujer estaba considerada igual al hombre”; mientras fue tomada en cuenta, la Tierra nunca se envenenó”.
“La mujer no ha sabido decir: ¡aquí estoy, aquí estoy!”.
“Después de los 65 años somos oro molido para la Humanidad”.
“Se sirve compartiendo las experiencias”.


En el año 2005 concedió una entrevista a La Contra, titulada “Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma” de la que destaco estas palabras:
“Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego”.
“El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo”
“Mi papá, una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio”.“¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos”.
“Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad”.
-----------------
Fuente de información: El blog Alternativo

lunes, 26 de abril de 2010

Gimnasia para la compasión



En el programa Redes de ayer, “Cambiar el cerebro para cambiar el mundo”, el monje budista Matthieu Ricard hablaba de la importancia del entrenamiento mental para la compasión y el altruismo sobre la razón.

Nos formamos académicamente durante 15 años para una profesión, afirmaba, nos disciplinamos para aprender a tocar el piano o para montar en bici, y nos extraña saber que la mente también precisa un adiestramiento para su mejor rendimiento y en nuestro beneficio.

El entrenamiento mental, la meditación y otras técnicas (la economía de los pensamientos nocivos no es sólo una técnica budista, sino también de algunas religiones: oración y contemplación) hacen que podamos tener a la mente como nuestra amiga y no como nuestra mayor enemiga.

Sin embargo, mucha gente, continuaba asegurando Ricard, califica esta posibilidad como un lavado de cerebro, pero “¿Qué es la libertad sino el control de nuestra vida?”.

En la conversación con Punset, el monje indicaba que creemos erróneamente que la libertad interior es algo que se conquista sólo con desearlo, algo totalmente incierto. La mente se entrena como cualquier músculo del cuerpo, y…

“Si no nos gusta denominar a esta acción entrenamiento mental podemos decir que es un tipo de gimnasia para la compasión”.




domingo, 25 de abril de 2010

Mi libro, en la revista Psicología Práctica


Hola amigos:
Os comunico que, en el número de mayo de la Revista Psicología Práctica, aparece un artículo sobre mi libro, El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo.
"Vive como tú quieres vivir", han titulado el artículo, tal y como veis en la portada de la revista.
Éste es el texto del artículo:
Vive como tú quieres vivir
Decídete: el momento de andar por tu propio camino hacia tus sueños es ahora. Te ayudamos a superar tus miedos y a fortalecer tu confianza en la vida y en ti mismo.

Todos sentimos alguna vez la necesidad de emprender otro camino, ya sea a través de una ruptura total de nuestro estilo de vida o mediante el desarrollo de un sueño o un proyecto concreto. Sin embargo, no todo el mundo se lanza a la aventura; los miedos, los prejuicios y la falsa creencia de que no nos merecemos una vida feliz, cortan nuestras alas. Para ayudar a las personas a superar esas trampas he escrito El don de vivir como uno quiere (Ediciones Obelisco). A continuación os explico las claves del libro, a fin de que quien lo desee pueda dar un giro a su trayectoria, sentirse pleno y contribuir al bien común.

Cuando lo que vivimos no coincide con lo que desearíamos vivir, o cuando nos lamentamos por la vida que podríamos haber tenido, deberíamos preguntarnos por qué.
Comprobaremos que la respuesta siempre está en nosotros.
¿Te conformas o te arriesgas?
Tal vez nos hayamos instalado demasiado tiempo en la resignación y el conformismo, o quizás hayamos tomado lo exterior como referencia principal. En tales supuestos, hemos dado prioridad a los valores y actos de otras personas y nos hemos sentido como hormigas, con muy poco poder. Claro que esto no es extraño; estamos acostumbrados a ello.

Desde nuestra más tierna infancia nos hemos habituado a reprimirnos, fundamentalmente para evitar el rechazo del entorno. Aprendemos que hay que controlar nuestras emociones, estrangular nuestra espontaneidad, con el fin de estar “integrados”, no diferenciarnos, para ser apreciados. Y así, agazapados, va disipándose la posibilidad de aplicar nuestra inmensa fuerza. En un momento dado, consideramos normal vivir obviando nuestros valores y talentos y nuestra capacidad para decidir, que, de tanto esconderla, creemos no tener.

Así que nos acostumbramos a una vida sin sobresaltos, pero también sin estímulo, y admitimos que lo vivido es muy parecido a lo que nos queda por vivir. En un momento dado, alguna circunstancia nos lleva a experimentar un ligero despertar.

Sentimos un sutil impulso que nos transporta mentalmente a un tipo de vida diferente, pero que sólo seremos capaces de materializar si trabajamos sobre las barreras que nos han paralizado hasta entonces: nuestras creencias –más heredadas que propias – y nuestras inseguridades. Nos hemos olvidado de nosotros y hemos dado vía libre a un surtido de miedos que nos han ido deteniendo. Si deseamos liberarnos de ellos, antes hemos de reconocerlos y analizarlos, porque aquello de lo que huimos conlleva justo lo que necesitamos aprender para prosperar.

Lo que nos frena
Nuestras principales barreras son el victimismo, la sensación de estar incompletos, el perfeccionismo, la comparación y la desconfianza en el género humano. El trabajo sobre ellas, desde el refuerzo de la autoestima, es fundamental para llegar a ser quien verdaderamente somos y vivir como queremos.

Cuando atribuimos nuestras desgracias a las acciones de otras personas o a las circunstancias, esa falta de compromiso personal es, primero, una elección: la de tomar la decisión de no mandar en nosotros. Si además permanecemos pasivos, estamos tomando otra decisión, la de abandonarnos.

Darnos cuenta de ello no debe hacernos sentir mal, sino esperanzados, porque es muy estimulante saber que tenemos la capacidad y la posibilidad de elegir estar y actuar como queramos hacerlo.

Confía en tu fortaleza
Estamos tan acostumbrados a que nos digan lo que debemos o no hacer que, cuando estamos solos ante una decisión que puede dar un impulso a nuestra vida, nos acobardamos y la dejamos pasar.

Sin embargo, todos nos hemos visto enfrentándonos a problemas de salud, económicos o de otra índole, en los que no disponíamos de tiempo para tener miedo.

Debíamos resolverlos en el presente, en el único tiempo y lugar donde las cosas suceden. Cuando nos acuciaban las preocupaciones, lo hicimos, así que ya sabemos que, si queremos, podemos, independientemente de que lo que mantenga nuestra atención sea un conflicto o un sueño.

Desconfiamos de la corriente de vida y tratamos de hacer la parte que nos corresponde con tanta rigidez que no permitimos que los acontecimientos fluyan naturalmente.
Sostenemos las riendas con miedo, tan severamente que no avanzamos. La búsqueda desesperada e inflexible de un fin implica, en la mayoría de los casos, una línea de sabotaje que puede estar relacionada con la espera de reconocimiento exterior y, por tanto, alejada de nosotros.

Y en la medida en la que nos alejamos de nosotros, lo hacemos también de nuestra meta.

Cuanto más nos centremos en el tipo de vida que deseamos y menos en anhelar la que han logrado los demás, más cerca estaremos de alcanzar nuestro propósito.
Cuando sufrimos por un sentimiento de inferioridad con respecto a otros, nos engañamos; salimos de la verdad unificadora que nos dice que todos somos iguales (que hay para todos), y entramos en un terreno de escasez mental, que nos daña y que perjudica también, directa o indirectamente, a otras personas.

Nadie puede herirte
Nadie nos puede hacer mal mientras conservemos nuestra dignidad, ya que con la autoestima fortalecida, el sentimiento de que alguien nos ataca o impide nuestro avance se diluye hasta desaparecer. Mediante la autorrealización llegamos al respeto y a la armonía de las relaciones, a la aceptación. Sucede, brota como una consecuencia de la atención que nos prestamos. De cualquier modo, si en algún momento se hace insostenible la presión exterior a la que nos sentimos sometidos, es preciso aplicar la asertividad, es decir, actuar de forma coherente con nuestras aspiraciones, y, al tiempo, la empatía, poniéndonos en el lugar de quien no encaja con nosotros, simplemente porque las experiencias vitales de ambos nos han llevado a entender el mundo de una manera muy distinta. Desde esa capacidad de comprensión, veremos claro que todos somos necesarios para la evolución global.

Ahorro de pensamiento
Tenemos una herramienta de ayuda fundamental para reforzar todo este trabajo interior: la meditación, para lograr la “economía de pensamiento”. La reiteración de pensamiento inútil supone un gasto energético ingente, que termina transformándose en negatividad.
Así que, si consideramos este hecho objetivamente, debiéramos evitarlo, pero nos resulta muy difícil liberarnos de juicios y preocupaciones que revolotean insistentemente en nosotros y nos distraen. La meditación sirve (si se le puede aplicar este verbo) para ahorrarnos ese pensamiento sobrante y silenciar la continua charla mental, que no deja lugar para nuevas inquietudes. La mente se calma a través de ella y se vuelve diáfana. Tras la calma llega la lucidez y, de su mano, la fuerza necesaria para que surjan y se desarrollen las ideas. Lo que intuíamos que debía manifestarse, se convierte con su ayuda en un hecho.

El fin de economizar pensamiento es dar menos importancia a lo que cavilamos y más a lo que somos: un gran caudal de sensaciones e ideas frescas que de otro modo se perderían en la confusión y en el sentimiento funesto de la vida. Despertamos así a una visión más amable y lúcida del universo, que nos acerca a nuestra fuente de deseos. En el momento en el que acostumbramos a nuestra mente a los “buenos pensamientos”, comprobamos que la vida no es triste, sino que éramos nosotros quienes lo estábamos.


El valor de lo intangible
Para evolucionar hacia lo que deseamos hemos de realizar un trabajo de relación con nosotros, con nuestros antepasados y con quienes convivimos; pero también hay otra labor solitaria de atención a lo espiritual, a lo metafísico.

Nuestra finalidad última es fusionarnos con lo divino, sacraliza nuestra vida, mejorar como seres humanos y engrandecer el mundo desde el trabajo de nuestra conciencia.

Estamos tan hipnotizados por los ruidos manifiestos que desatendemos la sutileza de lo profundo.

Claro que resulta imposible mantenerse siempre en el mismo nivel de espiritualidad y comprensión, aunque sí darse cuenta de ese “despiste” y retomar la senda.

De otro modo, la “maldad” (en forma de miedos y prejuicios) nos retrasa, desfigura y destruye. La bondad, la cota más elevada de lo intangible, la inteligencia suprema, nos hace bellos, y acoge todas esas actitudes amorosas y compasivas que proceden de la misma esencia del ser humano liberado.

El desapego (o la generosidad), la observación de nuestros pensamientos (o la meditación y la paz), la estancia en el presente (o la consciencia) y el sentido del humor (o esa amalgama de frescura, transparencia, inteligencia y originalidad) son algunas de las herramientas necesarias para llegar a una existencia acorde con nuestras expectativas.
Krishnamurti dice: “Uno representa, como ser humano, al resto de la humanidad”. Por tanto, si no nos gusta lo que vemos, lo más sensato es empezar por cambiarlo en nosotros, lo que a la larga nos reporta beneficios individuales tan valiosos como la libertad y la consecución de nuestros anhelos. Partimos de nuestro cambio, de la persecución de nuestro modo idóneo de vivir, y comprobamos sin pretenderlo que obtenemos más de lo que damos. Desde esta filosofía, nuestra mente se hace más próspera y concluimos en que los pequeños momentos nos hacen felices, sí, pero además podemos ser felices en todo momento, incluso en la adversidad.

Tú eres el mundo
Hemos entendido y sentido que el equilibrio procede de la vivencia de quienes somos, y que lo somos en función de nuestras relaciones con el resto de los hombres, el mundo y el universo.

Con este concepto holístico de la vida, somos capaces de planificar y cumplir nuestros sueños con una mirada más amplia. Y todo se va articulando como debe ser.

Vamos progresando en la medida en que queremos hacerlo, ya no nos estancamos en la resignación de lo que “nos toca”, sino que le hemos dado sentido a nuestra vida desde el compromiso y responsabilidad hacia ella. Experimentamos el placer de hacer lo que nos seduce, habiendo descubierto que lo que sucede fuera es la dimensión material de la fuerza que reside dentro de nosotros.■

Texto: Concha Barbero.
El libro:

El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo.
Ediciones Obelisco, 2010.

martes, 20 de abril de 2010

La estela de los sueños cumplidos

Capturas un sueño.
Has “llegado” a la meta.
Saboreas tu premio.
Lo vives, lo gozas.
-------o-------
Alcanzas reconocimiento.
Ya no es necesario.
Correspondes con gratitud, llanamente.
Desde lo más recóndito de tu nuevo enfoque.
-------o-------
Adviertes que ayudas.
Te sientes muy afortunado.
Sigues la estela de tu intuición.
Es tu camino.
-------o-------
Una piedra.
Tropiezas y caes.
Te levantas.
Flaqueas.
-------o-------
Entras profundamente en ti.
Ahí todo es seguro.
Estás fatigado, indolente.
Lo ves desde los sentidos; no a través del alma.
-------o-------
Te serenas.
Una parada.
El tiempo, tu ahora, te ayuda.
Te reconforta tu propio abrazo.
-------o-------
Nada es igual; no son los mismos.
¿La soledad del triunfo de ti?
La vida sigue.
Observas su absurdo y su belleza.
-------o-------
Rebrota la fuente de creación.
Ahora es distinto.
Un intenso esplendor
No hay triunfo, no hay caída.
-------o-------
Estás tú.
Y la primavera.
Y la sonrisa de ese niño.
Y tu secreto: el sentido de la vida.
-----------------
(Me permito otra prórroga del descanso, pero quería dejar esto que he escrito desde la calma ;-)
¡Hasta pronto!

jueves, 15 de abril de 2010

Cerrado, por descanso del personal :-)


Debo hacer un descansito en el blog; sólo unos días para dedicarme a otras cosas, como descansar, ver por qué tengo este año alergia (que dicen que las alergias son miedos a algo :-), comer sano, escribir algo que no puede esperar y leer si me apetece.

¡Hasta pronto!

El inconsciente familiar



Hace tiempo que publiqué esta entrada relativa al Alma familiar. Considero apasionante todo lo relacionado con la genealogía. Estamos acostumbrados a preguntarnos egoístamente por qué somos así y qué han tenido que ver nuestros antepasados en ello, pero es menos común pensar en nuestra influencia en nuestras raíces y en nuestra descendencia.

Hoy, en Plano Creativo acabo de encontrar este interesante párrafo del mismo libro en el que se basaba mi entrada, Mis antepasados me duelen. "Si uno hace su trabajo todo el árbol se purifica", dice.

“Cuando me adentro en mi pasado, me adentro en el de mis padres y mis antepasados. Nadie tiene problemas individuales porque toda la familia está siempre en juego. El inconsciente familiar existe. El padre decide acudir al psicoanálisis y, de repente, algo cambia en la familia y todos los miembros empiezan a evolucionar. Desde el mismo momento que alguien toma consciencia de algo, hace que todos los suyos también la tomen. Ese alguien es la luz…Si uno hace su trabajo, todo el árbol se purifica”.

(Alejandro Jodorowsky)

miércoles, 14 de abril de 2010

Lo bueno de ser bueno


Allá por el 2006, leí un libro de Linda Kaplan y Rovin Koval, dos directivos de empresa, autores de Lo bueno de ser bueno, con el subtítulo, Conquistar la humanidad en el mundo de los negocios. De entrada, recuerdo que me atrajo mucho su título. Ayer, organizando la librería que me escolta en mi puesto de trabajo, lo encontré y me gustó ver subrayadas estas frases. Creo que siempre he pensado así:

“Existe la idea en el mundo de los negocios de que la mejor manera de comportarse es ser frío y duro, pero alguien que es capaz de mostrar sus emociones es un activo para la compañía” (Este párrafo no es literal, porque he acortado texto).

“El hecho es que todos respondemos favorablemente cuando se nos ofrece amabilidad”.
“Se consigue más dinero con un poco de amabilidad y don de gentes que con un montón de documentos y gráficos llenos de cifras y estadísticas”.

“Tener un máster en Dirección y Administración de empresas está muy bien, pero algunas veces un título universitario no puede competir con un simple vaso de limonada bien frío en una calurosa tarde de verano”.

“Los chistes y las risas en el lugar de trabajo estimulan la creatividad de los empleados y mejoran la comunicación y la confianza entre ellos”.

“Cuando se aprende a rechazar la mentalidad de “yo” contra “ti” se abren nuevas oportunidades para todos”.

Todos queremos encontrarnos gente cercana cuando requerimos algún servicio. La transparencia es una valiosa cualidad profesional. La amabilidad también lo es. Del aparentemente más frío al más calido, a todos nos llega una muestra afable.
Las personas cordiales en el trato son “máquinas” de hacer clientes. Lo tengo más que comprobado. Y los pequeños detalles llegan a lo más grande que tenemos, nuestro motor: al corazón.

El mundo de los negocios, como el mundo en general, se mueve por emociones. Lo escuchaba esta mañana en una charla de atención al cliente, prácticamente toda ella versaba sobre la importancia de considerar, atender y tener presente lo que el cliente precisa y lo englobaba en las “estrategias” para captar y fidelizar clientes. Y estoy por decir que… me sobra hasta ese término, no hace falta programar una actitud para atraer, sino Ser, ser humanitario, allá donde nos encontremos. Todos ganamos.

lunes, 12 de abril de 2010

¿Tienes un problema o eres el problema?



Hay una diferencia entre tener un problema y vivir en problemas, y es la conciencia de ti mismo.
1. Si has conectado con quien eres, sabes que tienes un problema, o dos, o las situaciones que debas salvar para seguir aprendiendo.
2. Si no sabes aún quien eres, serás ese problema y te identificarás con él, porque no distingues entre lo que te sucede y lo que eres.
En el primer supuesto, “disfrutas” mientras tu “YO” observa los pasos de tu “yo” para salir del atolladero; disfrutas, porque lo vives como un juego en el que sabes que vas a ganar, porque tienes todas las cartas de la baraja, y puedes elegir la que quieras. Aunque te equivoques, el juego continuará…
En el segundo caso, estás atrapado en el remolino de tu afligido “yo”, que gira y gira hasta caer extenuado y, finalmente, eleva los brazos para que alguien le rescate de la espiral de sí mismo.

sábado, 10 de abril de 2010

La primavera



Esta imagen del blog de Victoriano Izquierdo (recomiendo clicar AQUÍ para verla en su tamaño original), que titula “Primavera”, ha evocado en mí las primaveras de hace muchos años, con aquel olor de los ramos de lilas frescas, que cogíamos, de niñas, cuando por fin podíamos disfrutar de los paseos por nuestro pueblo tras un invierno de frío intenso. Subíamos por la zona de chalets de los veraneantes, que permanecían los tres meses de verano con nosotros. Las lilas de sus fincas se nos ofrecían como un regalo, antes de que los dueños aparecieran, y disfrutábamos tomando las que rebosaban, compitiendo, en belleza y aroma, con la acacia, la flor de los “zapatitos”, blanca y también fragante.
Es curioso, pero ahora me doy cuenta de que, de pequeña, olía la primavera; sin embargo, distingo la luminosidad de aquellos meses de mayo, con sus flores a María, las bambas blancas (unas veces impecables y otras retocadas con la esponjita del kanfor), que nos llevaban hasta el caño de la fuente más cercana, donde volvían a salpicarse de barro. Risas, amigas amarradas del brazo cantando, tranquilidad, felicidad virgen e ilusión por cada nuevo día.
Ahora percibo la primavera con más intensidad por el sentido de la vista, tanto que me embarga la emoción ante un paisaje como éste, que no puedo oler, pero que aprecio, floreciente, intenso, con el que me fundo, al igual que lo hago con un simple brote de tomillo. Soy más naturaleza, pero antes la respiraba mientras vivía, como si no tuviera tiempo para detenerme en ella. Había tanto por descubrir… Y, por entonces, no me hacía ni idea de cuánto.


viernes, 9 de abril de 2010

La meditación cambia la personalidad




“La meditación es el ojo del alma”

(Jacques Benigne Bossuet)

La meditación sirve para ahorrarnos pensamiento sobrante, para silenciar la continua charla mental, que no deja lugar para nuevas inquietudes. La mente se calma a través de ella y se vuelve diáfana. Tras la calma llega la lucidez y, de su mano, la fuerza necesaria para que surjan y se desarrollen las nuevas ideas. Lo que intuíamos que debía manifestarse, se convierte con su ayuda en un hecho.

De este modo comienzo el apartado “Economía de pensamiento” de mi libro, El don de vivir como uno quiere. El fin de economizar pensamiento es dar menos importancia a lo que piensas y más a lo que eres.

Con relación a este asunto, os dejo una parte de la entrevista de hoy de La Contra a Are Holen, experto en estrés postraumático y creador de un método de meditación. Expone los beneficios de meditar para el desarrollo de la creatividad, entre otras ventajas.

"La meditación transforma el cerebro a largo plazo"

IMA SANCHÍS - 08/04/2010

54 años. Soy noruego. Casado y con dos hijos. Licenciado en Psicología, doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría. Profesor de Neurociencia en la Universidad de Trondheim. La educación es la herramienta para la prosperidad de un país. Creo en un Dios no punitivo

Cuando meditas, partes concretas del cerebro emiten ondas theta, que alivian el estrés y a largo plazo producen una sustancial reducción de la ansiedad; aumentan la habilidad mental, impulsan la imaginación y la creatividad; reducen el dolor, producen un estado de euforia y estimulan la secreción de endorfinas.

- Son estupendas.

Nos ponen en contacto con recuerdos que habíamos rechazado y que estaban en el fondo de nosotros mismos, emociones fuertes, traumas olvidados, de manera que nos permiten limpiar o unificar esa memoria.

- ¿La meditación modifica el cerebro a largo plazo?

Sí, lo transforma. Cómo te ves, cómo ves a los demás, cómo te relacionas, todo eso cambia con la meditación. Investigaciones recientes demuestran que las personas que meditan tienen más gruesa la capa de la corteza cerebral. Otro estudio demuestra que los meditadores viven más años.

- Meditar eleva las defensas.

Cuando baja el estrés, baja el cortisol y se eleva el sistema inmune, sí, y afecta también a una serie de sustancias que controlan las células tumorales. Afecta al sistema inmune, anticancerígeno y al corazón.

- ... Y todo eso sin incienso y sin estatuillas de Buda.

El método ACEM se enfoca en un sonido que repites internamente y que no tiene ningún significado, y no concentras la atención en ningún punto, sino que dejas pasar los pensamientos. Se trata de no intentar conseguir relajarse: el cerebro lo hace sin pretenderlo, como un reflejo, no como una meta.

- Si no te concentras y dejas pasar las ideas, ¿cómo resuelves?

La relajación permite que temas personales no resueltos afloren a la conciencia; entonces puedes resolverlos, pero no de una forma intelectual, sino a través de la actitud, que te hace ver las cosas de manera diferente. La meditación permite que cierta cantidad de creatividad se manifieste.

- ¿Qué más cambios produce?

Es posible que se manifiesten partes de ti que nunca antes has utilizado, que has descartado por las elecciones de la vida.

- Se parece al psicoanálisis.

Sí, existen muchas similitudes entre el psicoanálisis y la meditación; la diferencia es que en el psicoanálisis hablas.

- Dicen que la palabra cura, pero en el caso de la meditación...

La meditación actúa en niveles más profundos, en lo preconceptual. En el psicoanálisis puedes hablar durante horas y no cambiar nada, pero cuando consigue adentrarse en capas profundas conecta con la meditación y llega al mismo punto.

- ¿Me está diciendo que la meditación es el psicoanálisis de los pobres?

Está mas disponible para todo el mundo, incluso para quien está muy ocupado.

- ¿Con qué frecuencia se debe practicar?

Con treinta minutos dos veces al día consigues cambios de la personalidad".


jueves, 8 de abril de 2010

¡Tú, a tu aire!


La imagen muestra una esquela que apareció hace unos días en el ABC. Parece ser que el difunto sevillano vivió como quiso hacerlo y ayudó a otros a vivir mejor. Transcribo el texto:

“Manuel Díaz Muñoz. Presidente del club Chumbalaka, falleció el 13 de febrero de 2010 a la edad de sesenta y cuatro años después de vivir en la forma que eligió.
RIP

A los creyentes se ruega una oración por su alma, a los no creyentes un brindis en su memoria. Desde muy joven tuvo ideas innovadores Favoreció a muchos proporcionándoles trabajo y ayudando cuando pudo. Los bien nacidos se lo agradecerán. Hizo feliz a mucha gente hasta que la vida la venció, cosa que puede ocurrirle a cualquiera.

Sus amigos del alma, “Chumbalakas” y afines, así como demás seres que lo querían le enviamos un mensaje: Manolo, no nos esperes levantado, ya iremos llegando… Tú a tu aire.

Se celebrará una misa por su alma el próximo lunes 22 a las veinte horas en la parroquia de San Benito”.


El Club Chumbalakas lo formaban siete amigos en la primera década de su vida. Los seis que quedan, que rondan los 70, han honrado de este modo la memoria de su presidente. Para ser socio no hay que pagar cuota y "el único requisito es estar loco y tener ganas de pasarlo bien".
Los andaluces no pierden la alegría ni con la muerte, sí señor. ¡Ahí me hubiera gustado nacer a mí! :-)

miércoles, 7 de abril de 2010

Día de la diversión en el trabajo


Como hice el año pasado, difundo esta iniciativa de http://www.humorpositivo.com/

Tenga más o menos repercusión en el mundo laboral, al menos, rompe esquemas, y la quiebra de la costumbre despierta. Y ya se sabe... la gente despierta es la que hace que el mundo avance.

"CANTANDO BAJO LA CRISIS

El Día de la Diversión en el Trabajo se celebrará el jueves 8 a pesar de "la que está cayendo"

Este año, además de la tradicional marcha del día 8 por la mañana, tendrán lugar celebraciones en diversas empresas que en algunos casos durarán el día entero.

La consultora de formación Humor Positivo (www.humorpositivo.com) vuelve a convocar este año la celebración del Día de la Diversión en el Trabajo, que se prepara para el jueves 8 de abril de 2010. El lema escogido para este año, “El humor, un paraguas ante la adversidad” hace referencia precisamente a la tormenta económica que desde hace un año azota el mundo entero y en particular a nuestro país. Eduardo Jáuregui y Jesús Damián Fernández, fundadores de Humor Positivo, proponen desplegar todo nuestro ingenio para resguardarnos de lo peor mientras dure el chaparrón.

“Según diversos estudios científicos,” explica Jáuregui, profesor del departamento de Business and Social Sciences de la Saint Louis University (Campus de Madrid), “la risa reduce el estrés y las emociones negativas, mientras que estimula el optimismo y el bienestar psicológico. Las personas que emplean un sentido del humor positivo son más resistentes a la ansiedad y la depresión. Pero además, las emociones positivas fomentan el pensamiento creativo, nos motivan para el trabajo e incluso nos ayudan a tomar mejores decisiones. En definitiva, nos preparan para encontrar y aplicar soluciones a nuestros problemas. Por lo tanto, no hay mejor momento para emplear el humor que cuando la vida nos gasta una broma pesada.”

“Sí, es mejor reír que llorar,” añade Fernández, “especialmente ahora que el presupuesto no da para tanto Kleenex.”

CELEBRACIONES DEL DÍA 8…

Como en otras ocasiones, los consultores de Humor Positivo celebrarán el Día de la Diversión en el Trabajo desfilando por las calles de Madrid junto con un grupo de empresarios, directivos y profesionales vestidos de riguroso traje y bombín, y con un original paraguas.

El recorrido dará comienzo a las 10h del jueves 8 de abril desde el Paseo del Prado 36
(la puerta de Caixa Forum)

y desfilarán, entonando una particular versión del clásico “Singin’ in the Rain”, hasta la Bolsa de Madrid. Allí tratarán de reflotar la economía emocional del país entregando un gigantesco cheque por valor de “1.000.000 de jocosidades, chascarrillos y retruécanos” a su Presidente. El cheque podrá canjearse en el Banco Central de Humor Positivo (
www.humorpositivo.com/BCHP.htm), el mayor fondo de humor anti-crisis del mundo.

El recorrido terminará sobre las 11.30h en Hub Madrid, centro de negocios de innovación social y uno de los mejores ejemplos de la cultura del trabajo "serio pero no solemne" por el que aboga Humor Positivo (ver las actividades planeadas por Hub Madrid para el Día de la Diversión en el Trabajo, más abajo).

Las imágenes de esta celebración estarán disponibles en

www.fototeatro.net/downloads/ddt.zip a partir de las 14h del día 8.

Pero, con la que está cayendo, no es momento para bromas. ¿O sí?

martes, 6 de abril de 2010

La vida en el tiempo inexistente




"La persona deprimida vive en función del pasado, con la correspondiente negación del presente, claro está que la persona deprimida no se da cuenta de que vive en el pasado, porque también está viviendo en el futuro, un futuro tan irreal, en relación con el presente, como lo era el mismo pasado".


(Extraído de la entrada del blog de JOMAN: "La depresión y el cuerpo")

lunes, 5 de abril de 2010

La literatura, terapia

Para el lector:


“Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos”.
“El escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad”.

Para el escritor:


“Uno escribe a base de ser un minero de sí mismo”.

“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”.

Para ambos:

“La literatura puede ser una buena terapia personal, una especie de psicoanálisis por el que no se paga al psicoanalista”.

El gran misterio de la mente



Este fragmento que adjunto corresponde al libro de Ramiro Calle, Recobrar la mente. Es un libro concentrado, muy práctico, como todo lo que escribe este experimentado yogui. Lo leí hace años y ayer, repasándolo, me alegraba comprobar que prácticamente todo lo que expone lo tengo interiorizado y bastante practicado. Es de aquella época (hace más de ocho años) en la que según leía textos de este tipo me iban calando en lo más hondo, al tiempo que exclamaba: “¡Claro que sí, esto es lo que necesito!

No encontraba el modo de saciarme de tanta sabiduría, que había acercado a mí porque un día desperté, me coloqué frente al espejo y tomé la decisión de tallarme, eliminar aristas y aplicarme un barniz de tranquilidad y paz. Después, ahora, siempre, me he encontrado y me encuentro con dificultades, con lo que la gente llama "problemas", pero me siento protegida desde donde comienzan los conflictos hasta donde mi mente les impide traspasar aquel baño de consciencia, que me empeño en restaurar constantemente. Y es apasionante.

---------------------------------------------o---------------------------------------------

“La mente es una gema preciosa, sólo en potencia. La mente es una orquídea espléndida, sólo en proyecto. Lo que la mente termi­ne siendo, dependerá del trabajo que se lleve a cabo con ella. Este trabajo nadie puede realizarlo por nosotros. Nadie puede purificar la mente por nosotros. La mente es un gran misterio, sí, pero cada uno puede revelarlo por sí mismo. Si en el mundo hay tantos pro­blemas, desencuentros y horrores, es porque los problemas, desen­cuentros y horrores comienzan en la mente. Si no aprendemos a so­lucionar los problemas en la mente, ¿cómo podremos solucionarlos en el exterior? Mentes conflictivas, neuróticas y ávidas, hacen una sociedad conflictiva, neurótica y ávida. Debemos aprender a bregar con nuestra mente. Es insatisfactoria e indócil, pero puede volverse dócil y dichosa. La mente admite una radical transformación. Tal como es ahora, también podría ser de otra forma. Todas las faculta­des de la mente pueden desarrollarse, pero lo más importante y prometedor: se pueden modificar los cimientos de la mente y pro­porcionarle una nueva manera de vivenciar, mirar, relacionarse. No hay que ser triunfalistas. No es un trabajo rápido ni fácil, pero la mente del año próximo será cómo nosotros vayamos haciéndola a cada momento. Recogeremos la mente que cultivemos, como ahora hemos recogido la mente que hemos permitido. Todo está en la men­te, en el sentido de que en última instancia todo (placer y dolor, alegría y descontento, paz o inquietud) lo experimentamos a través de la mente. Si recibimos una mala noticia o nos enfrentamos a una contrariedad, sentimos tristeza dentro de nuestra mente; si algún acontecimiento nos es propicio, sentimos alegría dentro de nuestra mente. La mente nos permite sentir. La fuente del sentimiento está dentro de nosotros. La mente amplía o atenúa. El mismo aconteci­miento puede dañar mucho a una persona y poco a otra; la misma situación a una la hiere y a otra la deja indiferente. La mente hace su juego; hasta que no nos manejamos con ella y la conocemos, si­gue sus leyes. Puede ser tan contradictoria y extemporánea, que pue­des estar sano y te hace creer que estás enfermo, que eres rico y te hace comportarte como un mendigo. Ejerce su tiranía. De su grado de reactividad y de su modo de tomar las cosas, depende cómo és­tas nos afecten. Hay una historia del Buda. A veces la gente aviesa le insultaba, pero nunca nadie le vio perder la semisonrisa y la cal­ma. Sorprendidos, sus mismos discípulos le preguntaron un día: «Se­ñor, ¿cómo permaneces tan tranquilo ante los que te insultan?». El Buda repuso: «Ellos me insultan, sí, pero yo no recojo el insulto». Si la mente nos domina, estamos perdidos. Impone su atmósfera enrarecida de miedos, paranoias, distorsiones. Si la mente está a nues­tro servicio, se torna un instrumento muy poderoso para el creci­miento interior y la libertad interna. La mente puede ser un hervi­dero de dudas, incertidumbre, infelicidad; también puede ser un manantial de alegría y satisfacción. Por esta razón no debe extrañarnos que los sabios de la India hayan concebido y ensayado decenas de métodos para controlar, purificar y aquietar la mente. Nadie como ellos ha investigado tanto en este sentido. La psicología occidental está en pañales al lado de esta psicología experiencial y personal de los yoguis indios. Hay un texto que incluye nada menos que ciento doce métodos para el desarrollo y control de la mente. Si todo pasa por el espacio de la mente, si todo se interpreta en el escenario men­tal, es obvio que hay que poner orden en la mente”.


domingo, 4 de abril de 2010

Rígidos compartimentos


¿Cuándo dejará tanta gente de pensar que la vida es como una hoja Excel en la que todo se clasifica? :

- Buenos y malos.
- Justos e injustos.
- Listos y tontos.
¿Quién es capaz de escoger ecuánimemente a unos y dejar fuera a otros?

¿Qué es lo mejor y lo peor en una realidad dual, estanca, cerrada, sin opciones; inventada por el hombre para alejarse de sí mismo?

¿Por qué tantos tienen tan claro dónde está la verdad?

Calma tanto sentir el alma universal propagada y extendida como un manto blanco acogiendo a todo tipo de personas, dando igual lo que piensen, de donde vengan, incluso lo que hagan, sino lo que SEAN…

sábado, 3 de abril de 2010

Me doy permiso


"Me doy permiso para separarme de personas que me maltraten, que me traten con brusquedad, presiones o violencia.

No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres, pareja, hijos, de nadie. Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento, fuera de mi vida. Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser el alma de la fiesta, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan. No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme. Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse. Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable. No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros. Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración.

Me afirmo como una persona no adicta a la angustia. Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio. No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior. Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender. Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia. Empiezo por reconocer mis valores, y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas. Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo.

Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo. Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra. Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer. Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir no.

Elijo lo que me da salud y vitalidad. Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de aceptar las elecciones de otros. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo normal y lo anormal en mis estados emocionales lo establezco yo".

Del libro ME DOY PERMISO PARA... de Joaquín Argente, diafreoterapeuta, "cuyo trabajo consiste en ayudar a las personas a recuperar la elasticidad del diafragma, el gran músculo de la respiración y la circulación energética que actúa también como puente entre el consciente y el subconsciente".


Un texto muy necesario y cuanto más te quieres menos víctima te sientes y menos precisas de su mensaje, porque ya lo has incorporado.


Fuente: Blog Andando Sereno

viernes, 2 de abril de 2010

ANONIMAN



El universo se está expandiendo, dicen los científicos, y yo lo siento como una correlación de la expansión de la conciencia humana. Estamos mutando hacia un nuevo modo de vida, disponiendo un nuevo mundo para futuras generaciones. El que hemos creado ya no nos sirve; nos ha traído enfermedades modernas (estrés, ansiedad, depresión); nos ha hecho creer que había que esconder lo espontáneo y estar alerta para que nadie nos hiciera daño; nos ha empujado a quedarnos en la apariencia.

Pero ya estamos comprendiendo que todo esto no nos lleva a ninguna parte, y que debemos ser un puente hacia otra forma de vida menos competitiva y más creativa. En la creatividad y en la originalidad está parte de la solución. Creatividad para generar belleza para los sentidos y el espíritu, y creatividad para recrear la propia vida y contribuir a que los conflictos se tornen en armonía y la separación en unidad.
ANONIMAN es una de estas personas que está contribuyendo, enigmática y altruistamente, a la transformación que este mundo necesita, mediante unos mensajes positivos que coloca en la montaña, destinados a los viajeros que transitan por la Autopista del Norte, en Tenerife. Lleva haciéndolo dos años, y así describe su hazaña en su blog:
“Eterna e interminable caravana matinal. Una frase de 20 metros escrita en la ladera de una montaña cambia cada cierto tiempo. Son mensajes que te invitan a sonreir, a soñar. Ideas que te colocan en el lado positivo. Objetivo: Propagar el optimismo. Responsable: Anoniman, un hombre anónimo”.

Sus palabras llaman a la responsabilidad, a la positividad y a la reflexión. Y los viajeros se lo agradecen, tal y como se observa en este vídeo y en los propios comentarios del blog:


http://frasesanonimas.blogspot.com/