miércoles, 2 de junio de 2010

El laboratorio


A veces tengo la sensación de vivir en un constante experimento, una investigación de lo que soy, de lo que quiero ser o seguir siendo. Y me seduce mucho acercarme al fondo de la indagación. Sé que nunca lo haré, porque es infinita, y eso me colma de esperanza.

Soy un laboratorio secreto, con probetas de diferentes colores, todas burbujeantes y con el vapor misterioso y apasionante de lo desconocido.

Una sala interior compartimentada en espacios para las razones y las emociones, donde se recogen y analizan muestras de todo tipo: idealistas, soñadoras, afectivas, temerosas, compasivas, resentidas, amorosas, solidarias, indiferentes, intransigentes, flexibles, sensibles, románticas, vehementes, serenas… que van ordenándose en función de un proceso que he elegido:

- Me observo.
- Leo, me nutro de otras experiencias.
- Ordeno las ideas.
- Me las aplico.
- Las verifico en otros.
- Reflejo los resultados con la mayor transparencia que sé hacerlo.
- Los difundo.
- Me refuerzo con el flujo de esa difusión.

Y realizo la limpieza minuciosa de los recipientes para los siguientes ensayos de la vida.