martes, 19 de octubre de 2010

"Depósitos" emocionales



Nuestra presencia queda impregnada en el ambiente. Andreas Moritz, terapeuta y practicante de la denominada medicina vibracional, explicaba en un mensaje de Facebook, al que llegué a través de su Twitter, que imprimimos nuestros sentimientos y emociones sobre objetos como sillas, coches y casas.

Si una casa humilde es habitada por personas felices habrán ido dejando sus productos químicos: “los depósitos de buenos sentimientos en cada rincón y hendidura”.
Si se entra en una casa lujosa y bien decorada cuyos propietarios están siempre peleándose, infelices y viven tensos podemos desear darnos media vuelta, porque olemos la tensión en el aire e inhalamos estos agentes contaminadores mentales producidos por los anfitriones.
“Ambas visitas pueden cambiar su bioquímica y, con ello, su humor”, afirma Moritz.