sábado, 1 de octubre de 2011

Lo que los chicos necesitan es amor y motivación


Los mayores no tenemos que ser el edredón de los chicos, sino su colchón. No demandan tanta protección invasiva como una seguridad amorosa. No debemos ser su látigo, sino una suave pluma que les acaricie y les aliente cuando lo necesitan. No quieren tanto nuestras palabras, sino nuestro ejemplo. Precisan vernos felices y realizados para creer que es posible ser feliz y realizarse.

Hace unos días, en La Contra, se publicó la entrevista "Todos los niños pueden ser Einstein si los motivas bien, título del libro del profesor de secundaria entrevistado, Fernando Alberca. Me complace adjuntar algunas de las preguntas y respuestas de esta entrevista, con las que estoy completamente de acuerdo:

"Pero Einstein... ¡eso es picar muy alto!
Einstein fue carne de fracaso escolar hasta los 15 años. "Mortalmente lerdo", diagnosticó de él una profesora. "No está preparado para aprender, no llegará a nada", dijo otro.
¿Tan desastroso era?
Su propia madre decía que era retrasado mental. Hasta los nueve años no habló bien.
¿Qué le pasó para pasar a ser genial?
Lo que puede pasarle a cualquiera: motivación y método. Motivación: pese a haber suspendido, un profesor le invitó a asistir gratis a sus clases. Por primera vez, sintió que le valoraban, que creían en él. ¡Sintió cariño!
¿Asistió Einstein a esa clase?
Tuvo que irse a otra escuela. Pero allí un profesor de historia hizo lo que nadie antes: pedirle opinión sobre las cosas.
¿Esto motivó a Einstein?
Sí. Si sientes que confían en ti, ¡te creces, para ser merecedor!
¿Cómo motiva usted a sus alumnos?
Les digo que todos pueden sacar un 10 conmigo. A partir de ahí, ¡un 5 les parece poco!
¿Tan fácil?
La escuela pone el foco en la sanción, fomenta el miedo al error. Debería ponerlo en el acierto. Y en la creatividad. Pregunté a mis alumnos: "De ocho caracoles de una cesta, salen tres, ¿cuántos quedan?".
Cinco, le dirían.
"Ocho –respondió uno–, porque han salido del caparazón, ¡pero no de la cesta!". ¡Es una respuesta que no debería ser penalizada!
Entre tanto, 30% de fracaso escolar.
Nuestra escuela parece reñida con la inteligencia. ¡Es imposible que haya un 30% de tontos! Desconfiamos de los alumnos, los educamos para evitar el fracaso y no para tener éxito. ¡Aprendamos a jugar al éxito!
¿A usted le funciona?
Desde 1993 sólo he tenido que suspender a dos alumnos. Me han reñido por aprobar tanto. ¿Por qué?¿No está bien lograr estimular a los alumnos para que triunfen?
Pues aconseje a sus colegas profesores.
Sabed ser el jefe de la camada. Alguien a quien los alumnos quieran seguir. Que noten que tú les ayudarás a mejorar.
¿Algo más?

Sí: no olvidéis la grandeza de este oficio. Centraos en los por qué y para qué más que en los cómo. Y usad lo que hoy se sabe acerca del aprendizaje.
¿Qué se sabe?
Que somos animales emocionales, y que una simple mirada aprobatoria de un profesor... estimulará al alumno. ¡Sólo educa quien quiere a alguien! Si queréis a vuestros alumnos, educaréis. Si no, no.
Nada estimula más a un alumno que el afecto, me quiere decir.
Es así. Sonríe... y exige. Si tu hijo detecta que confías en él, querrá superarse. A los niños les atrae el reto, la heroicidad.
Los padres, ¿debemos ayudarles o no a hacer los deberes?
Si tu niño puede abrocharse el abrigo, no se lo abroches tú. Oriéntale en los deberes, pero dile que sabes que él los resolverá. Si se los resuelves tú, le enseñas a ser incapaz".
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