jueves, 9 de febrero de 2012

Meditar



Sentarse.
Sólo sentarse.
Sentarse en silencio.
De eso se trata.
La columna vertebral bien derecha.
La cabeza sobre los hombros busca el Cielo.
Las piernas, en la posición de loto,
se enraízan en la Tierra.
Entre el Cielo y la Tierra un ser vivo,
respirando, sintiendo, alerta.
Los diez mil ruidos del mundo desaparecen,
el corazón mora en paz,
la mente se aquieta,
el espíritu alza vuelo y se expande sin límites.
La libertad del momento presente.
Después de esto...
las agujas de los pinos son verdes,
el cielo azul
y tus ojos maravillosamente brillantes.
¿Quieres experimentarlo?

(Dokusho Villalba)