jueves, 9 de mayo de 2013

Dos fragmentos de mi libro, La gestión de la vida en el trabajo



“Cada integrante de la empresa tiene la posibilidad de participar en un proyecto de colaboración y diversión, de entrega y recepción, que puede influir positivamente en todo el entramado. En los últimos tiempos, por circunstancias obvias, todos valoramos más la posibilidad de tener un trabajo. En el concepto global de evolución hacia un mundo mejor, una de las funciones primordiales de cada trabajador es realizar su labor con generosidad.

Parece contradictorio, pero para hacer bien tu trabajo has de soltar todo apego a él, porque esa es la única forma de que no persigas únicamente los objetivos, sino que también vivas intensamente el proceso. Los resultados serán así positivos, dado que estarán comandados por la generosidad.

Si no te aferras a nada, en realidad, lo tienes todo. Nadie va a arrebatarte lo que no temes compartir.

Puede que estés leyendo esto y pienses en personas de tu entorno de trabajo que no cumplen estas recomendaciones y que, por tanto, te resultaría difícil aplicarlas. El ambiente influye, pero recuerda que muchas veces somos espejos de lo que vemos. Por otra parte, si tienes confianza en ti, y te muestras dispuesto y cordial, tu comportamiento puede ser contagioso”.

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“Un buen profesional puede ser también una persona feliz y preparada para afrontar con entusiasmo lo que se ponga en su camino. Si logras llegar a tu propio centro, a lo mejor de ti, el trabajo deja de ser un centro de preocupaciones, porque, al gestionar las emociones se encuentran los recursos precisos para alcanzar el equilibrio en distintos momentos. Se obtienen más remedios para encontrar soluciones, cómo abordar cada desafío y cómo llevarlo a cabo.

Fundamental también es absorber la enseñanza de los errores y confirmar, así, la importancia del autoanálisis, porque si aprendes de ti adquieres también facilidad para aprender de otros. Al madurar interiormente, desarrollamos la intuición por encima de la razón; le damos al trabajo el valor que tiene y, además, incrementamos nuestra capacidad para apreciar la vida en su totalidad.

En el trabajo, como en la vida, se aprende a través de las relaciones y de las experiencias. En principio te puede afectar mucho la opinión de los demás, porque consideras que vale más que la tuya; luego, tratas de que no te afecte, porque consideras que la tuya tiene más valor. Por último, logras que te importe lo que crees sobre ti y lo que otros opinen, pero sólo para aprender y mejorar.

Cierras la puerta a los juicios y se la abres al Amor”.

Más información, aquí: http://www.eljardindellibro.com/libros/__la_gestion_de_la_vida_en_el_trabajo.php?pn=724